"Empece a comprender exactamente cuánta de mi energía había estado dilapidando con otra gente. En los hombres. En hombres que nunca iban a entender que yo quería más de lo que ellos podían dar. Más de lo que era razonable que supieran cómo. Porque yo no los necesitaba. Me necesitaba a mi misma. Para reivindicar mi propio yo. Reivindicar mi capacidad para el placer. Estaba usando a los hombres simplemente para estimularme. Para estimular esa descarga de adrenalina, esa satisfacción definitiva, ese colocón celestial, esa cegadora luz blanca que acompaña cada orgasmo. Esas exploxiones divinas que caen en cascada recordándote que estás viva, viva de verdad"
Fragmento de Paradoxia: A Predator's Diary de Lydia Lunch
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